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Desde que la humanidad aprendió a crear herramientas, también inició la historia de la guerra. Las primeras armas se originaron en la era paleolítica, diseñadas para la caza, pero rápidamente se modificaron para la defensa ante otras tribus. De esta manera, con cada innovación ofensiva reciente, aparecía también una reacción defensiva.
Este ciclo de innovación en armas y contramedidas ha seguido el progreso de las civilizaciones, impulsando el progreso tecnológico desde la época prehistórica hasta la época contemporánea.
Pero ¿qué sucede cuando el escenario bélico ya no es tangible, sino digital? ¿Realmente estamos protegiendo nuestros sistemas con la misma efectividad que se han edificado muros, armaduras y escudos a través de la historia?
En las dos últimas décadas, el incremento de los ataques cibernéticos ha sido exponencial. Aunque en el 2000 se reportaban aproximadamente 21.000 incidentes de seguridad informática a escala mundial (de acuerdo con el Centro de Coordinación CERT), en 2022 se contabilizaron más de 6.000 ataques diarios, de acuerdo con cifras de SonicWall.
Y lo más alarmante: únicamente en el año pasado, los ataques cibernéticos se incrementaron en un 38% en comparación con el año previo.
Claro, también se ha incrementado la inversión en ciberseguridad. Se proyectaba en 3,5 billones de dólares para el año 2000. Hoy en día, se encuentra aproximadamente en los 190 billones. No obstante, el ritmo de expansión de los ataques ha sido considerablemente más veloz que el de las acciones de defensa.
Uno de los principales obstáculos para muchas empresas, especialmente las pequeñas y medianas, es la percepción de que invertir en ciberseguridad es demasiado costoso o innecesario.
Nada más lejos de la realidad.
A continuación, comparamos el costo promedio de implementar ciberseguridad frente al costo de sufrir un ciberataque según el tamaño de la empresa:
Hay muchas razones por las que empresas de todos los tamaños siguen desprotegidas:
Pero el cibercrimen no discrimina por tamaño, sector ni ubicación. En un mundo interconectado, cualquier organización es un objetivo potencial.
Durante la historia, la humanidad ha logrado reaccionar ante cada nuevo tipo de agresión con una respuesta defensiva. En el universo digital, esa lógica debe mantenerse en vigor. La diferencia radica en que actualmente, el tiempo de respuesta es más breve y las repercusiones, más severas.
No solo resulta más económico invertir en ciberseguridad, sino que también resulta más inteligente.
Ya que la serenidad no tiene valor.
Invertir en ciberseguridad no es solo una cuestión tecnológica, sino estratégica. Es una decisión que protege tus activos, tu reputación y la continuidad de tu negocio.
En Apolo Cybersecurity te ofrecemos soluciones adaptadas a cada realidad empresarial:
¿Estás dispuesto a seguir esperando o prefieres tomar el control?
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