Trump y JD Vance víctimas de un ciberataque global atribuido a China: alcance, claves y reacción internacional
Joel Basanta
Donald Trump y JD Vance, actual presidente y vicepresidente de Estados Unidos tras la campaña de 2024, han sido confirmados como blancos principales de un ciberataque de alcance sin precedentes atribuido a hackers patrocinados por el Estado chino. Esta operación, liderada supuestamente por el grupo Salt Typhoon, no solo comprometió las comunicaciones de los máximos dirigentes republicanos, sino que también afectó a altos cargos demócratas, empresas de telecomunicaciones y sectores críticos de hasta 80 países en el último año.
¿En qué ha consistido el ataque y cuál ha sido el objetivo?
Según informes de agencias norteamericanas y europeas, los grupos de hackers del gobierno chino “Salt Typhoon” llevaron a cabo un asalto sistemático a campañas políticas, infraestructuras, redes eléctricas y el ecosistema de telecomunicaciones estadounidense y global.
Trump y JD Vance fueron atacados durante y después de la campaña electoral. Los atacantes habrían accedido a datos de sus teléfonos móviles y a comunicaciones sensibles, lo que podría suponer riesgos de espionaje, chantaje o injerencia en procesos democráticos.
El ataque se produce en un contexto de creciente sofisticación en los ciberataques patrocinados por Estados, donde el objetivo ya no es solo estratégico/gubernamental, sino el control de la información, la vigilancia masiva y la recopilación de datos para explotar redes globales.
Alcance internacional y reacción coordinada
Además de la élite política republicana, altos funcionarios demócratas y miembros de la administración Biden también se vieron afectados, evidenciando la naturaleza indiscriminada y sin precedentes del ataque.
Las agencias de ciberseguridad advierten que la operación lleva desplegándose varios años y forma parte de una ofensiva que afecta a infraestructuras críticas (transporte, energía, redes militares y gubernamentales) en más de 80 países.
En una declaración conjunta, EE.UU., Reino Unido, Alemania, Italia, Finlandia, España, Australia, Canadá, Japón y Corea del Sur han condenado la campaña y anunciado refuerzo de medidas defensivas, asistencia técnica e intercambio de inteligencia.
¿Qué dicen los expertos sobre el impacto y las motivaciones?
Fuentes de inteligencia señalan que la obtención de datos personales, patrones de llamadas, mensajes y agenda de Trump y JD Vance podría ser usada para operaciones de influencia, espionaje o campañas de manipulación política.
El acceso a las redes de telefonía y comunicación permitiría a China monitorizar a opositores, activistas, diplomáticos y facilitar operaciones más sofisticadas de vigilancia y desinformación.
El caso demuestra que los ataques híbridos (que combinan espionaje político, económico y tecnológico) son ahora parte del arsenal habitual de los grandes actores geopolíticos.
Recomendaciones clave ante el nuevo escenario
Refuerzo inmediato de las medidas de seguridad en comunicaciones sensibles y actualización del software en dispositivos móviles de personal estratégico.
Implantación de sistemas de detección y alerta temprana sobre actividad anómala en infraestructuras críticas y campañas políticas.
Colaboración internacional para investigar incidentes, compartir tácticas, indicadores y protocolos, y prevenir infiltraciones futuras.
Formación específica en ciberseguridad política, especialmente para equipos y líderes en campaña o con acceso a información confidencial.
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El ciberataque a Trump y JD Vance evidencia la escalada y sofisticación del espionaje estatal y la guerra digital entre potencias. Las democracias occidentales deberán reforzar tanto sus capacidades técnicas como su colaboración global para blindar sus instituciones y procesos frente al nuevo paradigma de ciberamenazas.
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