El sector financiero vuelve a estar en el punto de mira. ING España ha reconocido una filtración de datos que afecta a miles de sus clientes, tras la publicación de información sensible por parte de un grupo cibercriminal. Aunque la entidad asegura que la brecha no se originó en sus sistemas, el incidente reabre el debate sobre la seguridad de la información en la banca digital y la necesidad de controlar también a los terceros que manejan datos críticos.

Un nuevo golpe a la ciberseguridad bancaria

ING España ha confirmado una filtración de datos que afecta a más de 21.000 clientes, en lo que ya se considera una de las brechas más relevantes para la banca digital en España este año. El grupo cibercriminal BreachParty aseguró haber accedido a un archivo con información personal y bancaria, incluyendo nombres, fechas de nacimiento, números de identificación, IBAN y teléfonos.

El banco afirma que sus sistemas no fueron directamente vulnerados, atribuyendo el incidente a una “brecha ajena” a su infraestructura. Sin embargo, el suceso vuelve a evidenciar una realidad incómoda: la seguridad de los datos no termina en los servidores del banco, sino que depende también de toda su red de terceros y proveedores.

Qué se sabe hasta ahora

  • El archivo filtrado contendría más de 21.000 registros con datos sensibles de clientes españoles.
  • Los atacantes publicaron parte de la información como prueba de la brecha.
  • ING ha asegurado que las cuentas y operaciones de los clientes permanecen seguras, aunque ha tomado medidas adicionales de protección.
  • Aún no se ha revelado el origen exacto de la filtración ni si provino de un socio tecnológico o servicio externo.

Riesgos más allá del banco

Incluso si los sistemas de ING no fueron directamente atacados, la exposición de datos personales abre la puerta a una oleada de fraudes, suplantaciones y campañas de phishing. Los ciberdelincuentes suelen utilizar este tipo de información para diseñar ataques personalizados, haciendo creer a las víctimas que tratan con su banco real. Además, el incidente pone sobre la mesa la importancia de la trazabilidad de los datos: saber quién los gestiona, dónde se almacenan y qué medidas de seguridad se aplican en cada punto del ciclo.

Lo que este caso enseña a la banca digital

El suceso de ING España deja una lección clara: la ciberseguridad en el sector financiero no puede depender solo de la infraestructura interna.
Los bancos deben adoptar una visión integral que cubra la seguridad de proveedores, consultoras, integradores y cualquier entidad que maneje información sensible. Asimismo, la transparencia en la comunicación es clave. Reconocer un incidente de forma rápida y precisa reduce el impacto reputacional y facilita la respuesta regulatoria ante organismos como la AEPD.

Lo que recomendamos desde Apolo Cybersecurity

Desde Apolo Cybersecurity, alertamos de que este tipo de filtraciones seguirán en aumento si no se abordan de forma proactiva. Nuestras recomendaciones clave:

  • Auditorías de terceros: revisar de forma continua los estándares de seguridad de partners y proveedores externos.
  • Gestión de accesos y privilegios mínimos (Zero Trust): incluso dentro de un entorno seguro, limitar el acceso a datos sensibles.
  • Monitorización de datos en la dark web: identificar filtraciones antes de que se utilicen con fines fraudulentos.
  • Formación continua para empleados y clientes: entender el riesgo es el primer paso para prevenirlo.
  • Planes de respuesta ante incidentes de datos: tener definidos los pasos técnicos, legales y comunicativos ante una brecha.

La ciberseguridad bancaria empieza con la confianza digital

En un ecosistema financiero cada vez más interconectado, proteger los datos del cliente es proteger la confianza. En Apolo Cybersecurity, ayudamos a las entidades financieras a reforzar su resiliencia digital, mejorar la gestión de proveedores y anticiparse a incidentes como el de ING España.

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