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En el mundo de la ciberseguridad, los ataques más efectivos no siempre son los más sofisticados, sino los más sutiles. Un ejemplo claro es el reciente caso de un correo falso de Microsoft que engañó a miles de usuarios con una simple jugada visual: sustituir la “m” por una “r” y una “n”. Lo que parece una pequeña diferencia tipográfica es, en realidad, una de las técnicas de phishing más eficaces y persistentes.
En ciberseguridad siempre decimos que hay que revisar hasta los más mínimos detalles. Y con razón: hace apenas unos días comenzó a circular un correo de “restablecimiento de contraseña” supuestamente enviado por Microsoft… pero con un detalle que salta a la vista de cualquier experto.
El remitente no era microsoft.com, sino rnicrosoft.com. La combinación de las letras “r” y “n” imita visualmente la “m”, en lo que se conoce como un ataque de homoglyph —una técnica clásica que vuelve a demostrar su eficacia a gran escala. El mensaje copiaba con precisión el diseño, los colores y los logotipos de Microsoft, apelando a la urgencia y solicitando al usuario hacer clic para “revisar su cuenta”. Ese clic llevaba a una página falsa donde se pedían las credenciales de acceso, exponiendo la cuenta al robo de información y posibles accesos no autorizados.
Porque los atacantes no solo explotan vulnerabilidades técnicas, sino también psicológicas. En situaciones de prisa, miedo o presión, los usuarios dejan de analizar los pequeños detalles: un dominio casi idéntico, un enlace malicioso o un mensaje con tono alarmante. El resultado puede ser grave, sobre todo en entornos corporativos, donde una cuenta comprometida puede dar acceso a correo, OneDrive, Teams o SharePoint, ampliando el impacto del ataque en segundos.
Este incidente demuestra que el phishing no siempre necesita técnicas avanzadas ni malware sofisticado: basta un dominio visualmente similar y una víctima distraída.
La atención, la verificación y la desconfianza razonable siguen siendo las mejores defensas frente al fraude digital.
Como solemos recordar: la ciberseguridad no empieza con un firewall, sino con un segundo vistazo.
Casos como el de “rnicrosoft.com” demuestran que la ingeniería social puede ser más peligrosa que cualquier virus. En Apolo Cybersecurity ayudamos a empresas a formar a sus equipos, detectar fraudes digitales y reforzar su cultura de ciberseguridad, porque la mejor barrera no siempre es tecnológica: es humana.