En un reciente artículo publicado por Crónica Global, Carles Flamerich, CEO de Apolo Cybersecurity, compartió sus perspectivas sobre la creciente amenaza de la inteligencia artificial (IA) en el mundo de la ciberseguridad, y ha resaltado los retos que enfrentan las empresas españolas, en especial las pymes, para protegerse en este entorno cada vez más peligroso.

Con una trayectoria destacada en el sector público y privado, Flamerich ha sido director general de Telecomunicaciones del Govern y presidente del CTTI, considerado el cerebro digital de la Generalitat de Cataluña. Además, Apolo Cybersecurity, que fundó, se ha consolidado como una de las firmas líderes en España en protección digital y defensa contra ciberataques.

La realidad en las empresas españolas y catalanas

Flamerich advierte que muchas pymes y empresas aún no son plenamente conscientes del riesgo real. “Cuando llegan a nosotros, muchas ya están comprometidas y buscan recuperar datos, pero el trabajo y los costes para restaurar la operatividad son elevados”, explica. Los ataques suelen tener su origen en errores humanos, como clics en correos de phishing o contraseñas débiles.

Destaca un problema cultural: muchos empresarios están acostumbrados a “hacer las cosas siempre igual” y son reticentes a cambiar hábitos, pese a que una buena seguridad digital exige esfuerzos constantes. “El empresario catalán, por ejemplo, a menudo usa contraseñas muy fáciles y no comprende la magnitud del riesgo”, asegura.

Las mafias internacionales y la dimensión geopolítica

En la actualidad, los ataques informáticos son perpetrados por mafias altamente organizadas que operan a escala global, con roles definidos para atacar, cobrar y lavar dinero. A menudo, estos grupos cuentan con intereses económicos y geopolíticos, buscando desestabilizar infraestructuras y servicios esenciales en estados occidentales. En este juego participan desde potencias como EE.UU. y China hasta actores locales, en una guerra silenciosa pero intensa.

Los sectores más vulnerables e impactados son las pymes, que constituyen el 98% del tejido empresarial en Europa, especialmente en la energía, transporte y salud. “Es en estos ámbitos donde un ataque puede provocar caos social”, señala Flamerich.

La batalla de los humanos y las inteligencias artificiales

Flamerich destaca la paradoja de la IA: es “tonta” porque no piensa por sí sola, pero se vuelve letal cuando es entrenada por humanos para realizar tareas específicas. Tanto defensores como atacantes usan IA para aprender patrones, desarrollar nuevas técnicas de ataque y generar defensas automáticas.

Esta batalla digital entre inteligencias artificiales genera un enorme consumo energético y expansión en la infraestructura de centros de datos, que trabajan 24/7 en esta guerra silenciosa.

Lo que deben hacer las empresas y las administraciones

Para Flamerich, la solución pasa por un cambio profundo en la cultura empresarial y pública, así como una inversión en tecnología y formación continua. Es esencial que las administraciones comuniquen mejor los riesgos, inviertan en protección, y que los empleados aprendan a detectar y evitar ataques básicos como phishing o fraudes.

La colaboración internacional, la monitorización avanzada y la educación constante son clave para sobrevivir en esta nueva era digital donde amenazas y tecnologías evolucionan al mismo ritmo acelerado.

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Este artículo es una llamada a la acción para empresarios, pymes y responsables públicos: la ciberseguridad no es solo un gasto, sino una inversión esencial para la continuidad y seguridad. Adaptarse al cambio y entender estos riesgos es la única vía para protegerse en un mundo digital que no deja de transformarse.

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